Esta entrada la realizo a petición de Carles Mascaró, compañero fotógrafo en Menorca, a través de las redes sociales me preguntó por la historia de esta foto, cómo se hizo, cuantas veces se cerró el obturador, como me preparé...
En mi aprendizaje día a día de este oficio en actos públicos y multitudinarios es vital saber que quieres explicar con tu trabajo, tener claro donde vas, que resultado pretendes, como son las reglas del juego, ya sea deporte o cualquier otra disciplina, en las fiestas de Sant Joan debido a la gran cantidad de actos y protocolo explicar todo lo que pasa durante tres días es un reto importante.
El año pasado en los entrenos matinales del Pla de Sant Joan conseguí un lugar elevado pero no lo suficiente ya que la cabeza del público no permitía ver la cabeza del caballo, este año mi obsesión era conseguir ese metro más de altura, la crisis de la TV autonómica nos echó una mano, no restrasmitían los entrenos en directo, los fotógrafos ocupamos el practicable del ausente operador de cámara, conseguimos la elevación perfecta, en definitiva, si conoces la dinámica del evento y consigues una buena localización tienes una parte importante ganada, luego viene el saber hacer de cada fotógrafo y el arte de la improvisación para todo aquello que se salga del programa previsto, ahí es donde personalmente me siento más comodo.
Datos técnicos: ISO 800, velocidad 1000, diafragma f/14 ya que mi intención era que también se vieran las expresiones del público presente.
La cuestión de que el ojo quede justo dentro del aro es el punto justo de suerte que nos falta en otras ocasiones, pero insisto, es importante en casos como el que nos ocupa tener muy claro el desarrollo de la fiesta, estar atento, dejarte sorprender y disfrutar, el azar siempre es bienvenido pero si viene que no nos coja desprevenidos.
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