Menorca está formada por un material que se alía con los enamorados más salvajes, los que eternizan su amor grabando su nombre sobre la blanda roca caliza, labran fechas, nombres y corazones, en las cuevas y sus paredes, compartiendo lienzo con escritos de dos siglos de antigüedad o con los arañazos de los menos románticos, que cincelan rocas con la única pretensión de dejar constancia que estuvieron allí.
La piedra "graffitera" por excelencia es el Marés, usado en toda la isla desde hace aproximadamente tres mil años para la construcción de poblados y estructuras de la cultura Talayótica, y posteriormente en casas, catedrales y palacios, es una piedra calcárea de muy fácil manipulación lo que ayuda en gran manera a esculpir sobre ella, pero tiene como inconveniente su fácil erosión por factores externos, la misma contrariedad que sufre el amor proclamado sobre ella.
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